sábado, 19 de abril de 2008

El fruto del Espíritu

Para los que no saben, les cuento que hace poco retome un ansiado sueño que estaba en mi corazón hace mucho tiempo, incluso a veces la sentía como una carga en mí ser pero con el pasar del tiempo fui dejando de lado este sueño que no lo puse yo sino que viene de los cielos.

Hace tres semanas que estoy en clases, ha sido un viaje que emprendí buscando respuestas a todos mis cuestionamientos racionales, cada jornada ha sido distinta y no por ello menos enriquecedora.

Una de las enseñanzas que me ha dado vuelta tanto en mi corazón como en mi cabeza, ha sido “El Fruto del Espíritu”, el cual se compone de varios elementos tales como:

Amor, no solo por Dios, sino que por todos los que te rodean como el mandamiento “ama a tu prójimo, como a ti mismo” qué difícil es hacer eso cuando vemos que gente nos hace daño o simplemente no quiere nuestro bienestar, pero al recordar el sacrificio realizado por Jesús en la cruz, te das cuenta que él nos amo a todos, no diferenciando nuestro color, genero, origen; esta es la muestra de amor mas grande.

Gozo, es como la alegría pero no esa pasajera que viene y va, sino es perpetua, eterna a pesar de las circunstancias, como todo lo que nos regala Dios.

Paz, que mas decir que la paz de Dios no es la paz que podemos encontrar aquí, lo dice su escritura “mi paz os dejo, mi paz os doy, no la queda el hombre sino la que viene Dios”, esa que a pesar de que estamos viviendo momentos difíciles nos da la tranquilidad de que siempre vamos a estar mejor.

Paciencia, sobre todo en estos tiempos que es difícil esperar, se ha transformado en un arte, lo digo por experiencia propia que es muy difícil, ya que nos hemos acostumbrados a mover a Dios a nuestros tiempos, y no sabemos dejar que Él haga las cosas, que Él obre sobre nuestras vidas, que trabaje como el alfarero.

Benignidad, la compasión y la afabilidad es parte integral de todo cristiano o que se dice llamar así.

Bondad, que nuestra naturaleza se incline por hacer el bien, no solo para los que nos rodean, aún más para aquellos que no nos conocen.

Fe, creer en algo que no vemos y que nos alimenta cada día.

Mansedumbre, nuestra sumisión primeramente a Dios, luego al resto de las cosas.

Templanza, ser prudentes o sobrios, para esto debemos haber pasado por el fuego y luego puestos al frio máximo. La templanza saca lo mejor de nosotros a la luz, como la joya que tiene que ser pasada por el fuego para que brille.

Me puse a pensar mientras dictaban la clase, que somos tan ligeros con nuestra boca ya que decimos tan “sueltos” que somos cristianos, pero a veces no dimensionamos el real significado y la obligación que tenemos por delante.


No voy hablar en plural, porque no quiero hacer sentir mal aquellos que si llevan estos elementos a la práctica, quiero ser prudente en mis palabras no con el fin de dañar o decir que todos los cristianos no actuamos como tal.


Debo confesar, que me falta mucho para tener algunos de los aspectos nombrados, pero grande es Dios en misericordia y majestuoso, solo espero llegar a tener desarrollados estos aspectos para que se vea reflejado la gracia inmerecida.

No hay comentarios: